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6/11/11

EX LIBRIS: Valle-Inclán, meditaciones musicales


Acaba de reeditarse, en edición de Javier Blasco Pascual (Madrid: Espasa-Calpe, 2011), La lámpara maravillosa. Ejercicios espirituales, de Ramón María del Valle-Inclán. Un libro muy curioso, como anuncia su título y, sobre todo, su subtítulo: ejercicios espirituales. Confieso que no deja de tener su gracia la coincidencia de esta publicación con la entrega -esta vez sólo en kioskos, vendiéndose junto a un periódico- de los ejercicios ignacianos.
Componen esta lámpara maravillosa cinco itinerarios distintos, planteados en sentido ascensional: "El anillo de Giges", "El milagro musical", "Exégesis trina", El quietismo estético", "La piedra del sabio", y cada uno de ellos se articula o expone a través de meditaciones breves, fugaces alumbramientos para el que desea iniciarse en el camino del conocimiento de la belleza y la verdad.
Muy jugosa es la serie de consideraciones en torno a la música; en ellas, el poeta (demiurgo, derviche, o lo que queramos) indaga en las relaciones entre el sonido y los infinitos sentidos que crea, sin saberlo ni quizá quererlo. En definitiva, el vínculo entre causa y efecto que, en el caso de la música, es absolutamente misterioso -según el escritor gallego-. Estos son los diez jalones que contiene este ejercicio musical:

I. Cada día de Dios hemos de abrir en nuestra alma una sima de emociones y de intuiciones, adonde jamás haya llegado la voz humana, ni en sus ecos...

II. El verbo de los poetas, como el de los santos, no requiere descifrarse por gramática para mover las almas. Su esencia es el milagro musical...

III. Solamente cuando nos perdemos por los musicales senderos de la selva panida, podemos oír los pasos y evocar la sombra del desconocido que va con nosotros...

IV. El idioma de un pueblo es la lámpara de su karma. Toda palabra encierra un oculto poder cabalístico: es grimorio y pentáculo...

V. En la ética futura se guardan las normas de la futura estética. Tres lámnparas alumbran el camino: temperamento, sentimiento, conocimiento...

VI. La belleza es la posibilidad que tienen todas las cosas para crear y ser amadas...

VII. Toda forma suprema de amor es una matriz cristiana y eterna. Ser bello es hacerse centro de amor y morar otra vez en el himen divino...

VIII. La suprema belleza de las palabras sólo se revela, perdido el significado con el que nacen, en el goce de su esencia musical, cuando la voz humana, por la virtud del tono, vuelve a infundirles toda su ideología...

IX. El padre Homero pudo llamar a sus versos con un nombre de flor: Helio-tropos...

X. Águilas y topos son las bestias que simbolizan los modos del humano conocer. Águilas de ojos soberanos, y topos auditores. Del divino laurel del día nace la rosa del milagro musical...

P.D: hace años dediqué un pequeño artículo al análisis de este curioso ensayo: "Ramón María del Valle-Inclán y La lámpara maravillosa: algunas consideraciones al hilo de la lectura de El milagro musical", en Pensamiento español y música: siglos XIX y XX (M. Vega Rodríguez, C. Villar-Taboada, eds.). Valladolid: Glares (col. Música y Pensamiento, 3), 2002, pp.57-68

1/11/11

Victoria: ad coelestia contemplanda...

Dos interpretaciones recientes en este centenario, la de Harry Christophers con "The Sixteen" (Tomás Luis de Victoria in memoriam, catedral de Valladolid)* y la de Philippe Herreweghe con "Collegium Vocale Gent" (Casa del Cordón, Burgos),** me han hecho redescubrir a ese gran polifonista español que se llama Tomás Luis de Victoria. Y más que al polifonista diría al hombre músico, al ser humano cercano y entrañable, al hombre humilde (que creo que lo fue) ocupado en sus quehaceres cotidianos (entre los que felizmente se encontraba la música).

Su paso por Roma y su contacto con el fundador del Oratorio, San Felipe Neri, debió afianzar en él su vocación. ¿Inspiraría Victoria al santo florentino aquello que constituyó una máxima entre las prácticas devocionales de la congregación: "et musico concentu excitantur ad coelestia contemplanda"? No sería de extrañar. Toda la música del abulense parece dirigirse únicamente a este fin: dirigir los sentidos a degustar las cosas "de arriba".


*cf crítica publicada por el ABC, edición de Castilla y León, del 29/10/2011(http://www.abc.es/20111029/comunidad-castillaleon/abcp-victoria-memoriam-20111029.html)
**cf crítica del ABC, edición de Castilla y León, del 31/10/2011 (http://www.abc.es/20111031/comunidad-castillaleon/abcp-requiem-emperatrizclasica-20111031.html)