El pasado 30 de noviembre se presentó en el Teatro Principal de Burgos la coreografía Pielescallar, de Alberto Estébanez, interpretada por el Ballet Contemporáneo de Burgos (con la intervención solística de la bailarina Emilia Javanovic) y el actor Cándido de Castro. El ABC digital de Castilla y León daba memoria de este estreno en la siguiente reseña, publicada el día 5-12-2012.
Idiorritmias
Alberto Estébanez acaba de estrenar en el Teatro Principal de Burgos su última creación, “Pielescallar”, con textos de Sara R. Gallardo, dramaturgia
de Cándido de Castro (fundador y director de Achiperre Teatro), escenografía y
vestuario de Elisa Sanz (último Premio Max a la mejor figurinista), música y videoproyecciones
de Samuel Peñas e interpretación actoral de Cándido de Castro y dancística de Emilia Javanovic (ex bailarina de la
Compañía Nacional de Danza), Sara Saiz, Leticia Bernardo, Alejandra Miñón y
Paula Páramo (Ballet Contemporáneo de Burgos). Y digo creación por el carácter proteico de esta producción,
en la que se entreveran sin solución de continuidad danza, poesía, música e
imágenes desde una pluralidad de lenguajes (verso libre, rap, danza
contemporánea, hip-hop). El resultado global es dispar desde el punto de vista de
la dosificación de tensiones/distensiones, cuestión en absoluto relevante desde
la hermenéutica contemporánea, que prescinde de toda visión del objeto
artístico como una unidad estructural, y por tanto no considera ni tiempo, ni
espacio, ni acciones según un principio de sucesión y causalidad.
Lo que más interesante me parece de esta producción es haber
logrado articular esos diferentes códigos centrándose en el ritmo, su principio
unificador-configurador. Éste consigue una asombrosa simbiosis que mantiene al
espectador embelesado durante buena parte de la función, tanto en los momentos “actuados”
(narrados, bailados, ilustrados), como en aquellos otros en los que sólo existe
en forma de respiración, percusión corporal, latido o incluso silencio.
Especial potencia alcanza cuando los tres registros (lingüísticos, kinésicos y musicales)
se producen de forma “homofónica”, como en “Sí, casi, casa, tú, silencio”, cuando
los ritmos percutidos acompañan el magnetismo de los troqueos (sí-i, cá-si, cá-sa,
tú-si, lén-cio), mimados a su vez por las bailarinas. Aparentemente en tempos distintos
del lenguaje y la música-kínesis discurre la escena de la paródica “deconstrucción
del lenguaje” (“¡Defunción del sujeto y del predicado: el amor ha muerto!”), subrayada
además por la disociación entre prosodia –jubilosa y festiva– y la semántica del
enunciado. El ritmo poético ocupa gran parte de la obra construyendo distintos
espacios emocionales que cada arte expresa con sus propios recursos.
Semejante densidad conceptual es
sostenida por el excelente trabajo de los intérpretes: la calidez y los matices
vocales de Castro; el lirismo y la delicadeza de Javanovic y la versatilidad del
grupo de bailarinas, con momentos especialmente brillantes como la escena del
muro.
Rosa Sanz Hermida
[http://www.abc.es/local-castilla-leon/20121205/abci-idiorritmias-201212051911.html]