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6/5/12

Los colores de la música: Olivier Messiaen y Charles Blanc-Gatti



A noir, E blanc, I rouge, U vert, O bleu: voyelles... 

(A. Rimbaud, "Voyelles")



Estos días la sinfonía para orquesta, ondas Martenot y piano solo de Olivier Messiaen, Turangalila, ha ocupado la programación de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León y curiosamente también la de Radio Nacional de España (RNE, Radio Clásica, emisión del 6-05-2012). Buscando documentación tanto sobre esta obra como sobre su autor me topé en la red con un texto muy esclarecedor del propio Messiaen leído en Japón en 1985 con motivo de la recepción del Premio Kyoto. Me ha interesado especialmente el epígrafe que dedica a la relación del sonido y el color, ya que parecen ser clave para su teoría de "modos de transposiciones limitadas" y de los "ritmos no retrogradables" (ampliamente desglosados, por otra parte, en su obra Técnicas de mi lenguaje musical). Particular relevancia tiene, en este sentido, su encuentro con Charles Blanc-Gatti (1890-1966), artista polifacético (pintor autodidacta, músico 'amateur',  cineasta, diseñador de moda), miembro fundador de la "Association des Artistes Musicalistes" (1932); autor asimismo del estudio Des sons et  des couleurs (1934). 



O. Messiaen, "El sonido-color"

"Siempre me ha gustado el color. De pequeñito hacía decorados de teatro en miniatura, en los que los telones de fondo eran de celofán pintado con tintas de colores. Colocaba esos telones de fondo contra el cristal de una ventana y la luz del sol atravesaba mis celofanes y enviaba reflejos coloreados. Cuando tenía unos diez años vi por primera vez las vidrieras de la Sainte Chapelle de París y esas vidrieras me marcaron para toda la vida (...). Cuando tenía unos veintitrés años conocí al pintor suizo Charles Blanc-Gatti. Blanc-Gatti estaba aquejado de sinopsia, es decir, tenía un desorden del nervio óptico y del nervio auditivo que le hacía ver colores cuando escuchaba sonidos. Veía aquellos colores con los ojos y estos se distribuían por su entorno. Así fue como pintó un órgano, cuyos tubos estaban rodeados de círculos de colores. Cuando el órgano sonaba y producía sonidos complejos, él oía los sonidos, veía el órgano y veía además unos círculos de colores que se superponían en su visión del órgano. Por tanto, él pintó exactamente lo que veía.Este fenómeno me hizo reflexionar mucho. Y me di cuenta de que yo también ligaba los colores a los sonidos, pero intelectualmente, no por los ojos. En efecto, toda mi vida, cuando oía o leía música (oyéndola interiormente) veía en mi cabeza conjuntos de colores que caminaban y se movían con los conjuntos compuestos por sonidos. A fuerza de observar lo que ocurría en mi interior, deduje una ley. Un complejo de sonidos situados en el registro medio, si se queda en el mismo lugar, engendra siempre los mismos colores. Si se transporta una octava más aguda, esos mismos colores se degradan hacia el blanco (es decir, se hacen más claros), si se transporta una octava más grave esos mismos colores se recubren de negro (es decir, se vuelven más oscuros). Si se transporta el mismo complejo de sonidos medio tono, un tono, una tercera, una cuarta, etc, los colores correspondientes cambian completamente. De ahí que se deduce que hay doce combinaciones de colores para cada complejo de sonidos, que cambian con cada uno de los doce semitonos pero que la combinación de color permanece inalterable cuando simplemente se cambia una octava, con un aclarado si se trata de octavas más agudas y un oscurecimiento si se trata de octavas más graves.
(...). Con frecuencia se han mencionado mis "modos de transposiciones limitadas" como "escalas". No son escalas, sino colores armónicos. Colores del modo 2, que se transporta tres veces: primera transposición, azul violeta; segunda transposición, oro y marrón; tercera transposición, verde. Colores del modo 3 que se transporta cuatro veces: primera transposición, anaranjado, oro y blanco lechoso; segunda transposición, gris y malva; tercera transposición, azul y verde; cuarta transposición: anaranjado, rojo con un poco de azul. Los modos son lugares coloreados, pequeños países de color, en los que el color general sigue siendo el mismo mientras no cambiemos de modo o de transposición."*

(El texto sigue abundando en la materia, extendiéndose a partir de aquí en las transposiciones de colores que se realizan en los acordes)





Charles Blanc-Gatti, L'Orchestre

Para Blanc-Gatti los sonidos musicales cobran un tono más claro u oscuro dependiendo de la altura del sonido, pero la novedad que introduce es que atribuye colores diferentes a la misma nota de la gama cromática, dependiendo la octava en la que se toque. A las siete octavas del piano corresponden exactamente la gama cromática del espectro visual. Así, el Do será, sucesivamente, rojo, anaranjado, amarillo, verde, azul, índigo o violeta; siguiendo la escala en la que se toque, el rojo pasará a anaranjado cuando se pase del Do grave al Do de la octava siguiente. Los sonidos graves se encuentran, pues, dentro de las tonalidades cálidas; los sonidos agudos, en tonalidades frías. 
Otra de sus observaciones sobre los colores va referida a los timbres: el timbre de cada instrumento cambia el color de la nota. Así, por ejemplo, el oboe representa el verde "veronés"; el arpa, el oro verde; la flauta, el azul; la trompeta, el amarillo; la trompa, el naranja; el trombón, el rojo...

*Traducción de Ana Useros. El texto completo puede encontrarse, entre otras páginas, en http://www.circulobellasartes.com/ag_ediciones-minerva-LeerMinervaCompleto.php?art=519&pag=3