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28/12/12

Música y crisis

Reseña del concierto ofrecido por la Sinfónica de Castilla y León el pasado 15 de Diciembre, con la solista alemana Arabella Steinbacher y el director ruso Vasily Petrenko:


Debo confesar que las declaraciones de Vasily Petrenko aparecidas en un diario regional horas antes de su actuación en el Auditorio de Valladolid acrecentaron el interés por escuchar a nuestra Sinfónica en su última aparición. Palabras preocupantes sobre los estragos de la crisis en el panorama musical español (“dos años de crisis bastan para perder lo conseguido en 35”) y sobre las consecuencias de la acefalia que atraviesa la OSCyL (“siempre que vuelvo, los dos primeros días tenemos que resolver muchas cosas técnicas y sólo desde el tercer día podemos descubrir la música”).
A tenor del resultado del concierto se puede decir que Petrenko se ha empleado a fondo y que los músicos de la orquesta han sabido responder a este nuevo envite con empeño. Una mención destacada merecen las cuerdas, que han jugado un papel relevante sobre todo en la suite “Holberg” de Grieg, con dinámicas bien matizadas desde el “Praeludio” expuesto con solemnidad y carácter, hasta la sonoridad del “Rigaudon”, pasando por el delicioso solo de cello de la “Gavotta” (muy bien ejecutado por Marius Díaz). Algún pasaje poco claro en el “Air” no enturbió el buen sabor dejado por esta bella pieza.
Prokofiev y su “Concierto para violín en Sol menor” ocupó la parte central del programa, para el que la OSCyL contó con la interpretación solística de Arabella Steinbacher, una joven violinista que cuenta ya con una consolidada carrera internacional. A la elegancia de su indumentaria y porte se corresponde su forma de ejecución, que acompaña con un arco homogéneo, un vibrato sedoso y un fraseo claro y fresco.
Finalmente la primera sinfonía de Sibelius, una partitura densa y compleja, atravesada de principio a fin por tensiones y contrastes, encontró en la batuta de Petrenko una ejecución vigorosa, llena de nervio y garra, que culminó en un fortissimo de proporciones casi wagnerianas felizmente remansado por el pizzicatto final.