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31/7/13

Cajón de sastre-"A secreto agravio, secreta venganza" (P. Calderón de la Barca)




Crítica de A secreto agravio, secreta venganza (Calderón de la Barca), producida por El Óbolo, con dirección de Lino Ferreira. Reparto: Julio Cortázar, Inma Nieto, Carlos Ibarra, Cristina Arranz, Rocío Osuna, Ester Bellver. Lugar y fecha: Corrala del Palacio del Caballero (Olmedo), 23-07-2013.


"Sí y no"

 "Tras asistir a esta nueva versión del drama calderoniano, inevitablemente surgen las preguntas sobre la reactualización de los clásicos. Vaya por delante dicho que la propuesta de Lino Ferreira es concisa y sintética, con una elaboración escénica limpia, precisa, milimétrica. La pieza arranca con un guiño metateatral: los actores durante el ensayo de la obra que, a partir de este momento, se desarrollará sin solución de continuidad. El vestuario, de nuestra época: camisetas, pantalones y chaquetas o chalecos en tonos oscuros, grises y negros. En el escenario prácticamente desnudo: sólo una malla de plástico blanca colgada del puente de iluminación que sirve de telón y de pantalla de proyección, una alfombra blanca plástica que encuadra la escena y varias sillas plegables, también blancas, que se dispondrán de forma diferente para sugerir espacios físicos o mentales. Completan la escena algunas incursiones sonoras (sonidos de agua, efectos metálicos y canciones que inician y cierran la acción –en este último caso, una preciosa versión portuguesa 'a cappella' de 'La chanson des vieux amants' de Brel), así como videoproyecciones. La luz, concentrada, blanca y azul, usada en situaciones puntuales para ambientar espacios emocionales o con carácter efectista. Podría hablarse de una puesta en escena minimalista, antirrealista y abstracta, que busca privilegiar el texto sobre el contexto.
Dentro de los 'drammatis personae', Ferreira ha optado también por reducirlos a los esenciales para la acción: don Lope de Almeida, Manrique, Don Juan, Doña Leonor, Sirena y Don Luis; el personaje del rey se recrea con voz en off. Para encarnarlos ha utilizado, sin que sepamos muy bien porqué, dos mujeres para papeles de hombres (Inma Nieto como Manrique y Ester Bellver en el de don Luis), dando lugar a situaciones amorosas de carácter homosexual difícilmente justificables. Otra de las licencias eróticas inexplicables es la del galanteo inicial entre don Lope y don Juan. En el plano interpretativo, predomina un cierto carácter neutro (como el color de la ropa y de la escena) tanto en el movimiento actoral, planeado de forma geométrica, como en el texto hablado, con una elocución bastante homogénea, sin grandes curvas entonativas (a excepción del personaje de Manrique) que por fortuna nos ahorra registros vociferantes o de lloriqueo tan habituales, por desgracia, en la representación del teatro clásico español. El resultado: un verso por lo general fluido, pero sin matices, que ni regala el oído, no dibuja imágenes en el entendimiento, ni suscita emociones. Un verso, por tanto, poco verso, y un Calderón poco Calderón. ¿Una opción interpretativa? Desde luego. ¿Una visión contemporánea del Siglo de Oro? Sin duda se puede hacer, pero me pregunto si resulta conveniente no explotar las posibilidades del texto, de la fábula o de los caracteres. Aunque quizá no sea esto lo que interese. No lo sé."


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Fotografía: Fran Jiménez

El Norte de Castilla, 25-07-2013, págs. 40-1